IMPULSADOS POR EL EVANGELIO

Todo lo que somos y todo lo que hacemos es a través y debido a la Persona y Trabajo de Jesucristo.


El Evangelio es una palabra – son buenas noticias – es un mensaje. El Evangelio es Jesucristo, la Palabra se vuelve carne que habitó entre nosotros e hizo conocido a Dios. El Evangelio son las noticias impactantes que el Todopoderoso y Eterno Dios escribió Él mismo en Su propia historia para rescatar y restaurar a Su Creación. Sólo a través de la muerte y la resurrección de Jesucristo fueron posibles la redención del hombre y la restauración de la creación. A través de la fe en Jesucristo, por el poder del Evangelio, hemos sido dados la salvación y traídos a la Historia de Dios, adaptados como Sus hijos, e invitados a participar en Su trabajo restaurador

– todo por Su Gloria.


El Evangelio no es sólo el punto de entrada a la vida Cristiana. El Evangelio ES la vida Cristiana. El Evangelio tiene implicaciones pasadas, presentes y futuras para cada creyente en cada aspecto de la vida. Debemos vivir nuestra vida de forma digna en cuanto al Evangelio de Cristo mientras provee la fundación, formación, y la motivación para nuestra obediencia a Él.



CREENCIAS ESENCIALES


Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también ustedes fueron llamados en una misma esperanza de su vocación; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos. (Efesios 4:4-6)


(La Biblia)

La Biblia es la inspirada, inerrante y autoritaria Palabra de Dios para nuestra fe y vida cristiana.

(Dios el Padre)

Que hay un Dios, eternamente existente en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

(Dios el Hijo)

En la deidad de nuestro Señor Jesucristo, Su nacimiento virgen, Su vida sin pecado, Sus milagros, Su vicaria y expiatoria muerte, Su resurrección física, Su ascenso a la mano derecha del Padre y Su regreso personal en poder y gloria.

(Dios el Espíritu Santo)

En el presente ministerio del Espíritu Santo, por cuya presencia cada cristiano es capaz de vivir una vida santa.

 (Salvación)

Todas las personas son pecadores perdidos y deben regresar a Cristo en fe y arrepentimiento salvador para la regeneración a través del Espíritu Santo.

En la resurrección de aquellos que creen en Jesús como en la de aquellos que no creen: aquellos que creen, hacia la vida de Cristo, y aquellos que no creen, hacia el castigo eterno en el infierno.


EL MENSAJE EVANGÉLICO

"DIOS SALVA A LOS PECADORES"

DIOS – el Trino Jehová, Padre, Hijo y Espíritu; tres Personas trabajando juntas en soberana sabiduría, poder y amor para lograr la salvación de las personas elegidas, el Padre eligiendo, el Hijo cumpliendo la voluntad del Padre al redimir, el Espíritu ejecutando el propósito del Padre y del Hijo al renovar.


SALVA – hace todo, de primero a último, involucrado en llevar al hombre de la muerte en pecado a la vida en gloria: planea, logra y comunica la redención, llama y mantiene, justifica, santifica, glorifica.


PECADORES – hombres como Dios los ha encontrado, culpables, viles, indefensos, débiles, incapaces de levantar un dedo para hacer la voluntad de Dios o para mejorar su lote espiritual.


PRIORIDADES EVANGÉLICAS

El Evangelio impulsa lo que vemos como importante y urgente. Por lo tanto, en Living Stones, priorizamos los siguientes ministerios.

  • RECONCILIACIÓN

    (ROMAnos 5:11; II corintios 5:18-19, efesios 2: 14-16)

    A través del Evangelio de Jesucristo hemos sido reconciliados (restaurados a una relación correcta) y hemos sido dados el ministerio de la reconciliación. A través del relato bíblico, entendemos que la reconciliación es más que sólo individuos siendo salvados por Dios y dados la vida eterna. El Evangelio son las buenas noticias que Dios ha traído en Jesús para iniciar su trabajo de reclamar y redimir (reconciliar) a la creación entera. Esta reconciliación es un trabajo e involucra reconciliar al Pueblo con Dios (individuos) y al Pueblo con el Pueblo (colectivo).


    Pueblo con Dios:

    Debido a nuestra naturaleza pecaminosa estamos separados de Dios y nuestra relación ha sido rota. En esta condición, somos completamente incapaces de reparar esta relación. Pero Dios, a través del Evangelio de Jesucristo, mientras seguíamos siendo pecadores, demostró su gran amor por nosotros al no sólo crear un camino, sino convertirse en El Camino para que nos reconciliáramos y experimentáramos la vida eterna en Él. Habiendo aceptado esta gracia a través de la fe, ahora reconocemos que somos embajadores de Cristo y que Dios busca hacer su apelación para ser reconciliados, en nombre de Cristo, a través de nosotros.


    Pueblo con el Pueblo:

    El Evangelio trasciende todas las barreras humanas raciales, sociales, étnicas y de lenguaje. A través del Evangelio de Jesucristo, estamos reconciliados con Dios y con los que pertenecen a la casa de Dios. Todas las barreras han sido removidas y hemos sido hechos un cuerpo, una nueva comunidad, a través de la cruz. Como parte del Cuerpo de Dios, activamente buscamos unificar a las personas a través de los límites sociales y culturales que han sido manipulados por Satanás y por la pecaminosidad humana para dividir y destruir a la humanidad. Esta unidad no es demostrada por asociaciones de tolerancia o amistad, sino a través de las relaciones interdependientes, recíprocas y beneficiosas que existen en la comunidad. Un Evangelio Bíblico, el Evangelio de Jesucristo, demanda la reconciliación con Dios y con los otros en el Cuerpo a pesar de las diferencias en la carne.


  • ENCARNACIÓN

    (Efesios 2:10, I Juan 2:3-6)

    "El pueblo de Dios no posee meramente el mensaje del evangelio; el pueblo de Dios es el mensaje, encarnar y manifestar el evangelio de Dios es reconciliar a todas las cosas bajo el amoroso Señorío de Jesucristo.” – Tim Gombis


    La humanidad es única en el sentido de que es la única parte de toda la creación de Dios que fue hecha a la imagen de Dios. Hechos a la imagen de Dios, somos la única parte de la creación que puede mostrar sus atributos visibles (amor, amabilidad, piedad, justicia, etc.). Así que cuando reflejamos Sus atributos visibles, estamos revelando las glorias de Dios. Sin embargo, debido al pecado, somos incapaces de reflejar estos atributos de forma adecuada. Pero a través del Evangelio, la imagen de Dios dentro de nosotros ha sido redimida. Como hijos redimidos de Dios, nosotros, la iglesia, estamos diseñados para ser una cartelera de Dios hacia el mundo. Pues somos su obra, creados en Jesucristo para hacer buenos trabajos, que Dios preparó con anticipación para que nosotros camináramos en ellos.


    Así que mientras caminamos, debemos caminar como Jesús. Si decimos estar en Cristo, entonces debemos vivir nuestras vidas de la misma forma que Jesús lo hizo. Estamos en deuda para emular sus pensamientos, actitud Y sus acciones. Consideramos no sólo lo que Jesús haría, sino también cómo, cuándo y con quién lo haría. Jesús fue enviado por Dios, en amor, y en una misión. Habitó entre y se identificó plenamente con aquellos a los que atendió. Él tenía una naturaleza dual de humanidad y santidad. Él rompió la división espiritual/material a través del ministerio de palabra y acción. Él fue un amigo puro para los pecadores y una advertencia para los religiosos y los farisaicos. Él estaba completamente entregado a Dios y era un sirviente humilde.


    Como Cristo totalmente encarnó al Invisible y Todopoderoso Dios, nosotros, la iglesia, a través del poder del Evangelio, debemos encarnar completamente a Cristo. Justo como el padre envió a Jesús para representarlo, nosotros, el Cuerpo de Cristo, debemos ser enviamos para representar a Jesús.


  • PROCLAMACIÓN

    (2 CORintios 4:5, ROMANos 10:17)

    Proclamamos el Reino de Dios – El Evangelio – Jesucristo… nada más. La proclamación auténtica es a través de la declaración y la demostración. Nuestra proclamación es a través de la declaración de la Palabra de Dios y la demostración de nuestras vidas transformadas bajo su autoridad. Por lo tanto, nuestra proclamación es últimamente de la Palabra de Dios – la Biblia. Buscamos manejar la Palabra de Dios adecuadamente y compartirla con otros con autoridad y audacia. Predicamos la Palabra de Dios porque creemos que los individuos no pueden creen en Él si nunca lo han escuchado, y no pueden escuchar a menos que alguien les predique. El Reino crece mientras las personas escuchan la Palabra de Dios, la fe es suscitada, y la aceptan.